viernes, 6 de noviembre de 2009

Los Chakras


La red etérica del planeta está constituida por líneas de fuerza y energías entrelazadas, vitales, dinámicas que forman un gigantesco océano de luz en el cual el hombre vive.
El hombre incorpora estas energías, que en diferentes densidades, ritmo y color, lo rodean por todas partes.
Y en ese incorporar y expeler, de ese tomar y sacar, de ese intercambio constante, surgen puntos de confluencia, verdaderos nudos de fuerza, donde la energía se arremolina en forma más compacta formándose él chakra.
Existen chakras de diferentes tamaños, colores y ritmos.
Hay 7 mayores distribuidos a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza, son vórtices o ruedas giratorias que en un doble movimiento permiten expeler y absorber energía al mismo tiempo; aquellas energías que el hombre es capaz de sacar de sí mismo y volcar en el medio ambiente, mientras que al mismo tiempo van pasando alternativamente las absorbidas por debajo y por arriba en forma circular formando un espiral.
Son como flores cuyo tallo es un sutil hilo de energía unida a la columna vertebral.
La frecuencia, el ritmo, la velocidad de sus vibraciones, el conjunto de cualidades que caracterizan un chacra queda sintetizado en un color, trasparencia, brillo y luminosidad de la energía que se mueve.
A medida que el hombre crece y va expandiendo su conciencia los chakras van aumentando de velocidad giratoria.
Los 7 chakras mayores son entonces, 7 puntos focales de recepción y distribución de 7 energías cósmicas.
En el cuerpo físico los chakras se expresan en las glándulas de secreción interna, exactamente ellos se somatizan en las gandulas a las cuales proveen el poder y la vida.
Luego las glándulas vuelcan sus secreciones en el torrente sanguíneo, y de ese modo el ser humano expresa con su pensamiento, palabra y acción las cualidades que el mismo fue capas de sintonizar.
El intercambio es sincrónico y perfecto: el hombre recibe lo que da.